Los que me conoceis sabeis que siempre he estado haciendo pulseritas, colgantes, llaveros y mil historias. Que tengo cajas, cajitas, bolsas y todo tipo de recipientes llenos de cuentas, hilos telas o lanas. (no les chiveis a los gatos donde están, que ya he tenido algún desastre lanero por el salón... Madeja de lana + gato es mala combinación).
Cuando tengo un ratito es a lo que me dedico. Me entretengo y me relaja. Es mi afición. A mi lo que me gustaría es pintar cosas guays, pero desgraciadamente yo estaba en la cola de "hacer manualidades" cuando se repartían los talentos y claro, al reparto de "saber dibujar" ya no llegué (me tocó algo en el de "saber hacer puzzles de tamaño considerable", otro día os cuento).
Y todo esto a que viene, os preguntareis... Pues viene a cuento de que no me gusta que la gente no tenga aficiones. De hecho esto se podía haber titulado asi: "No puedo con esa gente que no tiene aficiones". Ya sabeis, esos a los que no le gusta nada. Que tienen un rato libre y se aburren. Que en su tiempo libre hacen cosas como ir de compras ¿pero esto que es? ¿cómo va a ser una afición ir de compras? Por favor, ¡¡¡que hay mil cosas!!! Te puede dar por el bonsai japonés, la cocina ecológica o el punto de cruz. Pero hay que tener algo para pasar esos ratitos libres y desconectar. Lo que sea. Aunque te intereses por las revistas o los sudokus (para esto si que hay que ser valiente jejeje) o jugar al padel (oye, que ahora está muy de actualidad).Yo aviso, porque es una preparación para el futuro ¿eh? que luego nos jubilamos y nos aburrimos, claro.
1 comentario:
ya, yo tampoco lo he entendido nunca, si a mí me faltan horas del día para hacer todo lo que quiero. En fin, que seremos unas jubiladas muy apañadas, jeje.
besotes
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